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¿Qué enseña la Biblia sobre "maldiciones generacionales"?

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Por Marcos Sandoval Jr
 

Introducción


Una de las muchas novedades teológicas de nuestra época es la doctrina de "maldiciones generacionales", que enseña que una persona puede nacer bajo una sentencia de castigo ("maldición") por pecados que cometieron sus antepasados. A menudo esa maldición se entiende en términos mágicos como un maleficio, con una especie de hechicería santa. Esta con frecuencia es enseñada por la secta g12.



La enseñanza principal de esta herejía está enfocada en que las cosas malas que nos suceden son consecuencias de los pecados de nuestros antepasados: enfermedades hereditarias (Diabetes, Obesidad, Hipertensión Arterial, Cáncer, etc.), intentos de suicidio, divorcios, infelicidad, miseria, ruina, desviaciones sexuales, idolatría, etc.

Según esta teoría las cosas adversas que nos suceden se deben a maldiciones que nos llegaron por pertenecer a un grupo familiar cuyo árbol genealógico fue infectado por la iniquidad.

Los que enseñan acerca de la maldición generacional dicen que los delitos de una persona fueran genéticamente trasferidos a todos sus descendientes. La gente no sólo hereda la naturaleza pecaminosa de sus antecesores (la tendencia que todos tenemos de rebelarnos contra Dios), sino que también adquieren la maldad acumulada de sus antecesores.

Como resultado, Dios los culpa, no sólo por sus propios pecados, sino también por los pecados de sus antecesores. Además, Satanás tiene derecho a seguir manteniendo un reclamo legal contra los creyentes que no han tratado de una forma eficaz con sus maldiciones generacionales, resultando en fracaso, violencia, impotencia, profanidad, obesidad, pobreza, vergüenza, enfermedad, aflicción, temor, y aun muerte física.

Así que según ellos, resulta que uno puede nacer cargando la maldición de sus padres, abuelos o hasta bisabuelos. Y como la humanidad es bastante pecadora, sería de suponer que muy pocas personas hayan nacido sin alguna maldición a cuestas.

Entre los que más han predicado esta doctrina, en forma muy elaborada, son Cesar Castellano, Guillermo Maldonado,

y toda la banda de lobos rapaces, etc.

También los pastores Edwin y Ana Lucía Orozco del programa "DiosTV" afirman que esa maldición queda en el esperma y el óvulo que forman el feto, por lo que hay reemplazar el ADN del pecado con el ADN de Dios. Otro aspecto de esta enseñanza es el concepto de la iniquidad como la corrupción interna que trae maldición generacional. En palabras de ellos,

"La Iniquidad es transmitida al ser humano desde su concepción y se hacen más fuertes en cada generación, se robustece de maldición, pero que los padres tienen la potestad de establecer herencia de bendición para los hijos cortando estas raíces de iniquidad.


Debemos de entender que estamos marcando una generación futura a partir de hoy al romper estos ciclos de iniquidad, porque mientras estas raíces estén activadas en nosotros afectará nuestra vida y la de nuestras generaciones futuras.


Dios es un Dios de Generaciones y las iniquidades de nuestros ancestros seguirán en nosotros hasta que logremos cortarlas; estas raíces que constituyen el elemento oculto en nuestro ser, en nuestras emociones más íntimas y del apego que podamos tener con la realidad a la que estemos atado, cortando con estas iniquidades les damos así a nuestros hijos un futuro libre, un camino allanado, un destino profético que Dios nos ha heredado, le daremos las llaves que triunfen en todo siempre cuando ellos no activen estas raíces."

Es obvio que el aspecto "generacional" de toda esta enseñanza se basa en el segundo mandamiento del decálogo y unos textos más en Éxodo y Deuteronomio del Antiguo Testamento pero es una enseñanza a medias ya que no la balancea con lo ya escrito en el Nuevo Testamento que nos dice: “ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo".

El texto mal entendido es el siguiente:
...yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
y hago misericordia a millares [de generaciones],
a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Éx. 20:5 (cf. Dt. 5:9)

...¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado...
que visita la iniquidad de los padre sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y la cuarta generación. (Ex. 34:6-7)

Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel,
que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos,
hasta mil generaciones;
y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo.
(Dt. 7:9)

Aunque el idioma hebreo tiene varias palabras para "maldición", estos textos no mencionan ninguna de ellas. Dicen más bien que Dios "visita" los pecados sobre las sucesivas generaciones para tratar con ellas mas no se debe de mal entender que uno acarrea la maldición de cada uno...


Si así fuera pues Dios no te perdonó a ti por tu pecado (que tu practicaste) sino por el que practicó otro. Es fácil echarle la culpa a otro por lo que hacemos pero es más difícil asumir la responsabilidad por lo que hemos cometido.

El sentido principal en el texto bíblico mencionado, el verbo hebreo es igual que "visitar" en castellano. Su sentido básico es "preocuparse por"; otras versiones lo traducen "estar pendiente de" (Sal 8:4 "tomarlo en cuenta"; cf. Job 7:17). Dios visita la tierra y la riega (Sal 65:9).

Muchas veces este mismo verbo hebreo significa visitar para salvar (Ex 3:16; 4:31; ¡el relato del éxodo! Cf. Gén 50:24-25; Rut 1:6), pero en otros textos, como los que acabamos de citar, significa visitar para castigar (Is. 13:11; Jer 5:9,29 hebreo).

Además, los textos básicos, en Éx 5 y Dt. 20, no hablan de "iniquidad" sino de "maldad", y Ex. 34:7, que menciona la iniquidad, la rebelión y el pecado (como sinónimos funcionales), no afirma que Dios los convierte en maldiciones generacionales sino que en su misericordia los perdona.
¿Cómo es, entonces, que Dios visita la iniquidad hasta la tercera y la cuarta generación, si ya la perdonó?

La respuesta está en el concepto bíblico de la persona humana como ser social, en una solidaridad corporativa. La Biblia no conoce el individualismo de nuestro pensamiento moderno, de personas como entes en sí, independientes de la comunidad a que pertenecen. Entonces, la maldad tiene consecuencias morales y sociales sobre la familia y la sociedad, y en esas consecuencias Dios está "visitando" a su pueblo.

Es claro que estos pasajes no dicen absolutamente nada que podría significar "maldiciones generacionales". No habla de maldiciones en ninguna parte, sino del amor y la justicia de Dios con que se preocupa por nosotros ("nos visita"). Ni mucho menos indica algo de un ADN programado con maldiciones de antepasados como enseñan los g12.


Especulaciones de este tipo revelan una muy grave falta de respeto hacia el texto inspirado.

Es obvio que estos pasajes no destacan la maldición de los malvados sino la primacía de la misericordia de Dios. Si las consecuencias del pecado se extienden hasta cuatro generaciones, el amor y la misericordia de Dios llegan hasta mil generaciones.


Es posible que "cuatro generaciones", más que una frase literal de una maldición matemática, sea un modismo para expresar las consecuencias del pecado sobre la familia y la sociedad.


De cualquier forma, "donde el pecado abundó [cuatro generaciones], la gracia sobreabundó [mil generaciones]".

Si existieran "maldiciones generacionales", tiene que haber también "bendiciones generacionales", y eso acumuladas sobre mil generaciones. El teórico ADN de esta teoría tendría que codificar centenares de pecados y muchos miles de bendiciones, y sin duda el saldo sería a favor de la bendición y las misericordias de Dios.

Para concluir, debemos mencionar que otros textos bíblicos refutan la idea de un castigo divino contra familiares inocentes. El mismo libro de Deuteronomio aclara que "los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado" (Dt. 24:16; cf. 2R. 14:6). El profeta Ezequiel se opone enérgicamente a esta doctrina de castigos y méritos heredados e insiste en la responsabilidad personal de cada uno:

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen la dentera?...
He aquí que todas las almas son mías;
como el alma del padre, así el alma del hijo es mía;
EL ALMA QUE PECARÉ, ESA MORIRÁ.
Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia...
éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor...
El que guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas,
éste no morirá por la maldad de su padre;
de cierto vivirá...
Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre?
Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia...
el alma que pecare, esa morirá;
el hijo no llevará el pecado del padre,
ni el padre llevará el pecado del hijo;
la justicia del justo será sobre él,
y la impiedad del impío será sobre él. (Ez. 38:1-5,9,17-20).

Este texto bíblico también refuta la mala enseñanza Calvinista del "Pecado original" donde muchos enseñan que al morir un bebe, ya que llevaba la "maldición" por el pecado de Adán pues se van al infierno ya que pues un bebe no puede pedir perdón por el pecado.
El problema aquí es que cada uno debe pedir perdón por su pecado no por el de Adán u otro.
En el caso de un bebé pues no es responsable de ningún pecado porque aún no ha llegado a la edad de razonamiento y además "de los tales es el reino de los cielos. "

En conclusión: lejos de fundamentarse fielmente en la Palabra de Dios, la enseñanza de "maldiciones generacionales" es un abuso del texto bíblico. Es otra especulación fantasiosa de algunos predicadores g12 que no se cansan de inventar nuevas doctrinas para deslumbrar a su público y mantenerlos cautivos de sus aberraciones. Lejos de ser un mensaje fiel a la Palabra, es otro intento de manipularla, y manipular al público creyente mejor le creo a la palabra de Dios que nos dice:

" Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres." Jn.8:36
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